sábado, 29 de diciembre de 2007

Un mérito

"Finalizo el año 2007 con el mérito de haber podido crear este espacio", fue uno de los pensamientos que se me cruzó por la cabeza al hacer un balance acerca de este año. Frase sencilla si se la analizara, sin embargo, contiene una palabra no menos que importante: mérito. Buscando en el diccionario, para ser más puntillosos con el significado de las palabras, encontré que "el mérito es el reconocimiento formal de la responsabilidad y voluntad con que el servidor pone en acción sus calificaciones en el desempeño"
Sólo puedo considerar a este espacio como un mérito gracias a ustedes. Ustedes fueron quienes han firmado, quienes han leído, quienes me han hecho comentarios y hasta han discutido. Ustedes fueron las personas gracias a las cuales se construyó un reconocimiento que hace que Pensar y crear pueda ser considerado por mi persona un mérito. Realmente, estoy muy agradecido.
Falta muchísimo por debatir y, sobretodo, muchísimo por hacer y construir. Quizá las cosas este año no hayan resultado como las soñé al principio. Dios sabe si se harán realidad o no. El tiempo me dirá si soy un pobre iluso o un impaciente. Pero de lo que sí estoy seguro es que mi voluntad, mi fe, mi deseo de cambiar la realidad y vivir en un mundo mejor jamás se extinguirá. Hubo y habrá momentos de decepción, desencanto y golpes contra la pared. Pero no creo en la derrota absoluta. Estoy seguro de haber recorrido un corto tramo de un camino interminable. Un camino lleno de dificultades, disgustos, pero también, de satisfacciones y alegrías. Este 2007 fue para mí esa mezcla y, a pesar de mis 19 años, creo que la vida debe ser un poco de eso... una mezcla.
Nuevamente, gracias a quienes me acompañaron en este espacio y a quienes me han acompañado en otros momentos de este 2007. Gracias a mi familia, a mis amigos de siempre, a los que conocí este año.
Resta mucho por hacer en nuestra realidad y espero que cada uno, desde su lugar y en conjunto, podamos mejorarla.


jueves, 25 de octubre de 2007

Valores

Antes que nada, me gustaría disculparme por estos últimos meses “blancos”.
Lamentablemente, no pude escribir ni postear ningún texto. Cierto escepticismo estaba latente en mí e influía mucho a la hora de empezar a escribir en una hoja vacía: antes de apoyar el lápiz sobre la hoja, estaba convencido de lo estéril que sería mi próximo texto.
Sin embargo, a pesar de las negativas, pienso que uno debe ser constante y coherente con sus ideas y sostengo, pese a todo escepticismo pasajero, que la reflexión es la condición esencial para la acción, para un cambio que tenga como objeto la búsqueda del bien común.
Hablando del bien común, no sería errado preguntarnos si existe entre los hombres o si pudiese existir en algún momento algo digno de ser llamado así. ¿Para qué deberíamos buscar un bien común? Si nos remitiésemos a la filosofía aristotélica, podríamos decir, a grandes rasgos, que tal búsqueda tiene como objetivo alcanzar el fin supremo: la felicidad.
En un posteo anterior (http://www.fotolog.com/pensarycrear/25298427) hablé acerca de la felicidad en conjunto como ideal inalcanzable de la humanidad, es decir, a pesar que la felicidad de todos los hombres y mujeres del mundo sea imposible, ésta como “ideal”, es decir, como fin hacia el cual dirigir nuestras acciones, está presente en algunas almas no tan pesimistas...


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Dentro de unos días elegiremos, quienes ya tenemos la condición de ciudadanos argentinos, a un nuevo/a Presidente de la Nación.
Los comentarios que he escuchado en torno a este tema durante los últimos meses no son para nada alentadores. La desconfianza, la apatía, el desinterés y la negación están presentes en muchos ciudadanos. Hoy por hoy, sabemos que las democracias formales actuales, si bien no permiten una participación ciudadana activa y constante, dejan canales abiertos para que la ciudadanía exprese sus opiniones e intereses: las elecciones próximas, son un ejemplo de esos pocos canales.
¿Qué implica ir a votar? Antes que nada, creo primordial el hecho de creer en la felicidad, de tenerla como ideal a perseguir. Uno debería votar creyendo que lo que vendrá será un período mejor al presente. Lamentablemente, nuestra historia nos ha demostrado que las desilusiones de la ciudadanía fueron mayores que las ilusiones cumplidas. Pero a pesar de todo, uno debería creer en los ideales, tener como valores a la búsqueda del bien común, al respeto; y actuar en base a tales valores, haciéndolos concretos en las acciones, dando o tratando de dar el ejemplo de que todo es posible, sobretodo, en conjunto.

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Frente a lo que acabo de decir surge un problema no menos que importante. Mi lucha por un mundo un poco más feliz, mis valores interiorizados de respeto y búsqueda del bien común, mis ideas ¿no están acaso íntimamente ligadas a mis condiciones materiales de existencia? Es decir, si hace dieciocho años hubiese nacido y crecido en un asentamiento urbano precario, privado de satisfacer mis necesidades básicas, ¿me sería posible creer en la felicidad de todos los hombres? Quizás sí. Quizás no. No creo que todo el pensamiento del hombre esté necesariamente determinado por sus condiciones materiales, aunque es innegable su influencia.

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Hace unas semanas, en una clase de economía, en la facultad, surgió un tema que abrió al debate: los modos de protesta actuales, frecuentes en el país, como los piquetes, ¿son correctos o no?
Hubo quienes abogaban por el respeto al prójimo y sostenían que tales formas de protesta eran incorrectas por perjudicar a personas ajenas a los reclamos. Otros sostuvieron que en la actualidad, frente a la incapacidad del Estado para dar respuestas a los problemas sociales, el piquete estaba justificado para resolver la urgencia y las injusticias que deben afrontar ciertos sectores de la sociedad.
Yo pienso que nos encontramos en una situación de “crisis de valores”. Creo que como sociedad perdimos el ideal de felicidad, no luchamos por ella y, si lo hacemos, lo hacemos individualmente. ¿Qué significa buscar la felicidad individualmente? ¿Qué consecuencias acarrea? Es similar al “sálvese quien pueda”, en donde el interés privado es superior al interés por lo social, lo público.
Con esto no quiero decir que los hombres debamos preocuparnos exclusivamente por los otros. Es decir, cada hombre debería poder encontrar la felicidad individual a su manera, pero sin dejar de preocuparse por que lo demás hombres también puedan encontrarla. Es esencial para ello, el valor del respeto y el valor a la vida. Si los hombres y mujeres que formamos una sociedad fuésemos capaces de buscar nuestra felicidad siendo respetados y respetando a la vida y elección de los demás; y preocupándonos, al mismo tiempo, por que todos tengamos las posibilidades de ELEGIR sobre nuestras vidas, seríamos mucho más felices de lo que somos.

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Valor a la vida, respeto, bien común. Valores, fines que suenan de lo más maravilloso en abstracto. Uno ve la realidad y el desencanto es inevitable. ¿Cómo inculcar e introducir estos valores en una sociedad fragmentada y enfrentada, cuyas diversas condiciones materiales de existencia latentes en distintos sectores hacen que los valores entren en conflicto –recordemos el valor a la vida Vs. el respeto a las libertades ajenas que conlleva un piquete–? ¿Cómo salimos de esta “crisis de valores”?
Obviamente, el análisis de tal situación llevaría años y años de investigación y debate. Sin embargo, me atrevo a afirmar que hasta que no exista amor hacia el prójimo, poco y nada podremos lograr. ¿Qué supone amar al prójimo? Implica querer buscar su bien, respetarlo, considerarlo un igual, que pese a sus diferencias, en su esencia, es digno de ser amado como uno.
Cuando el amor sea recíproco, el valor a la vida, el respeto, etc. serán consecuencias fructíferas de tal amor. La sociedad cohesionada en base a tales valores, será una realidad mucho mejor a nuestra sociedad actual fragmentada, apática, excluyente y egoísta.

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Propongo dejar de pensar sólo en nosotros mismos. Pongámonos en el lugar del otro, escuchemos sus problemas; armémonos de valor para encontrar una solución en conjunto. Porque los problemas que afectan al otro, directa o indirectamente afectan a uno. Demos una solución social a los problemas sociales. Exijamos ser respetados y valorados como personas. Exijamos que todos exijan ser respetados de la misma forma y al mismo tiempo respeten la vida de los demás.

No le prestemos poca atención a las próximas elecciones, tenemos la posibilidad de elegir entre varias opiciones. Ninguna fórmula es perfecta. El objetivo de este posteo no es hacerle propaganda a ningún candidato. Sólo me gustaría recalcar lo importante que es este próximo hecho que viviremos, que no lo desaprovechemos, hagamos explícitas nuestras opiniones y nuestros intereses. Tratemos de construir un bien común, debatamos ideas, proyectos, no vivamos con esta apatía tan presente en nosotros... cambiemosla. Luchemos por significar a nuestras vidas con otros valores que no sean el desinterés ni la negación al cambio de la realidad.


F.N.





viernes, 10 de agosto de 2007

"Los humanos somos planetas"

Hace varios días que tengo ganas de escribir. Pero no sé por qué razón, las ganas van y vienen. Esa intermitencia me irritó un poco. De hecho, cada vez que se me ocurría algo “bueno” para escribir estaba en situaciones en donde plasmar el nacimiento de mis ideas era algo complicado. No es mi objetivo describirles en qué tipo de situaciones estaba al momento de la aparición de mis deseos de escribir. Sin embargo, lo que sí quiero contarles, es que hubo algo que me llamó mucho la atención: la idea que había nacido una madrugada de un martes y cuyo nacimiento dio origen a ese período de deseos intermitentes, tuvo tanta fuerza para persistir en mi cabeza, que siento ganas y necesidad de expresarla. Estaría en deuda con aquella idea si la dejase en el olvido...
Espero que les ayude a reflexionar, que puedan debatir con quienes los rodean acerca de ella. El objetivo de este blog, como saben, es invitar a la reflexión. Me gustaría que puedan dejar sus firmas: las ideas al ser discutidas y debatidas, se enriquecen, se perfeccionan o se debilitan, pero lo importante es que cambian.

Aquí va la idea del martes...

El martes a la madrugada, estaba acostado en mi cama mirando el techo, invisible en la oscuridad de la noche. De repente se me ocurrió algo: los humanos somos como los planetas. Al pronunciar en voz baja (todos dormían) la frase, me llamó la atención lo estúpida que sonaba a mis oídos. Pero, con el correr de los días y pensándolo con más profundidad, me di cuenta que la analogía no merecía ser tan maltratada.
Me puse a pensar en cómo son los planetas. Los hay de todas formas, colores, tamaños, al igual que los seres humanos. A pesar de todas las diferencias visibles, los planetas comparten una característica (característica en la que creo, a pesar de mis casi nulos conocimientos sobre astronomía): todos ellos tienen un núcleo.
Pensé en el núcleo de la Tierra y en el de los planetas en general. El núcleo debe ser tan caliente, tan vivo, siempre en movimiento. Aunque, lamentablemente, no conoce la libertad: varias capas de roca lo oprimen y la superficie del planeta, superficie tan diferente a él, muestra una imagen del cuerpo celeste que nada tiene que ver con su esencia. Creo que a los hombres nos pasa lo mismo. Vivimos mostrando nuestra superficie, mientras importa poco o nada lo que ocurre con nuestro magma, o, en otras palabras, con nuestro alma.
Sin embargo, por momentos creemos conocer la libertad. Son los momentos en donde el magma sale a la superficie, momentos en donde uno o varios volcanes entran en erupción. El alma desborda de felicidad o de tristeza, pero al fin y al cabo, sale de su prisión, rompe la coraza que lo encarcela.
Con esto, no quiero dejarle a la superficie el peor lugar en esta historia, a veces ocurre que, mejor que nadie, ayuda a proteger al núcleo, evitando que el agua y el aire helado lleguen hasta él para petrificarlo. El problema, creo, ocurre cuando la superficie se desliga totalmente de la voluntad del núcleo. Pienso que no puede existir la voluntad de una parte por encima de la otra. Ambos componentes forman un todo, un ser. Y ambos deberían equilibrarse. Encontrar ese término medio debe ser lo que a los hombres los hace sabios. Por eso pienso que los hombres jamás deberíamos vivir encerrándonos a nosotros mismos. Debemos darle al alma, a la conciencia, a las ideas, a las emociones, la posibilidad de exteriorizarse y, así, poder disfrutar de esos momentos únicos. Momentos que uno no maneja, ya que son imposibles de manejar y esta imposibilidad, es lo que a uno le irrita. Al comienzo de este texto, les había dicho que las intermitencias de las ganas de escribir me estuvieron persiguiendo e irritando toda esta semana. Sin esas intermitencias, sin esas idas y vueltas, hoy no expresaría lo que les cuento. Y jamás les estaría contando esto si las hubiera reprimido.
Espero que todos podamos mostrar lo que llevamos dentro, sin reprimirnos, que podamos compartir nuestro magma con quienes más tengamos o sintamos deseo y seguridad de compartirlo... el amor va a ser un tema a futuro, seguramente...

Un abrazo a ustedes.


Escriban!



Mensajito: Gracias a Nika y Ro por firmar, me puso muy contento y me sentí muy acompañado en esto.

martes, 17 de julio de 2007

Y quien hace este blog es...

En el sitio anterior en donde funcionaba este espacio, www.fotolog.com/pensarycrear, un grupo de personas estaban en desacuerdo en que no mostrara mi identidad. Pensándolo bien, veo que este es el momento en el cual creo conveniente decirles quien soy.
Este posteo está dedicado a revelar mi nombre. Además, por sobre todo, me gustaría expresarles, siempre de manera limitada, debido al medio de comunicación que empleo, qué fue lo que me llevó a crear este espacio.

Mi nombre es Facundo Nadur. Tengo dieciocho años y estoy haciendo el CBC para estudiar Sociología. Mi último año en el secundario fue hermoso: al final de una etapa uno siente y se da cuenta de todo lo que ha crecido; de que el tiempo no deja respiro y que avanza...siempre avanza. En medio de ese caos de experiencias y pensamientos, decidí que en el futuro me gustaría ser sociólogo. Vaya elección. Me costó muchísimo decidirme ya que todo me gustaba y de todo quería aprender: sabía que al optar por una carrera, le estaba cerrando las puertas a otra. Comprendí entonces lo limitados que somos los hombres.
En fin, luego de aceptar mi derrota, mi condición de hombre limitado ,empecé la facultad. Se abrieron las puertas a un nuevo mundo. Cada clase, cada libro, cada compañero, una aventura diferente por descubrir. Fueron muchas las cosas que aprendí este último cuatrimestre y quizá ellas hayan potenciado estas ganas de hacer, de actuar que tengo. Confirmé que el hombre convive permanentemente con una realidad dual: estoy limitado por mi condición animal, sé que desde el momento en que nací me espera una fecha para morir. Sin embargo, mientras viva, mi razón, mi conciencia, mis sentimientos, mi alma, mis ganas de hacer, puestas en marcha para cambiar al mundo, parecen ser ilimitadas, es decir, posibles de ser exteriorizadas. No puedo decir fehacientemente si las posibilidades de actuar en este mundo estén o no realmente limitadas. Creo que el paso de los años me lo enseñará. Sin embargo, por el momento prefiero pensar que si cada uno potenciara sus ganas de cambiar al mundo, es decir, que si cada uno se comprometiera a actuar, el cambio hacia una situación mejor es posible. Creo que uno debe empezar desde lo pequeño para llegar a lo grande. Si el cambio comienza en nosotros, luego en nuestros amigos, familia, y así sucesivamente, el sueño de un mundo al menos un poco mejor, no sería tan lejano. Imaginen que cada uno de nosotros es como un punto de esta página. Todos distintos, de colores diferentes, pero unidos formamos una bella imagen, un bello mundo en donde los espacios vacíos, carentes de puntos con sueños, llenos de puntos blancos, invisibles e iguales, son cada vez menos. Creo que deberíamos despertar esa potencia de cambio dormida en cada uno de nosotros para modificar las cosas que, a nuestro entender, afean nuestra realidad.
La reflexión es la base para la acción, para el cambio. Por eso me pareció importante crear un espacio en donde en conjunto podamos reflexionar, debatir, opinar, discutir, para potenciarnos mutuamente y lograr cambiar, actuar desde nuestro entorno, desde los pequeño, lo particular. Desde mi lugar, esta es mi propuesta. Opté por no quedarme con los brazos cruzados esperando que los demás hagan las cosas por mí.
Mi deseo es que este espacio pueda extenderse de los límites de Internet. Es decir, muchas personas están privadas del uso de este medio. Sin embargo, sé que por algún lugar debería empezar. “Algo” es más que “nada”. Este es mi comienzo, nuestro comienzo.

Facundo Nadur

lunes, 16 de julio de 2007

Nuevo Blog

Pensar y Crear es un espacio que abre la posibilidad a la reflexión colectiva, para que juntos, construyamos ideas y las pongamos en práctica a través de acciones que tengan como meta la búsqueda del bien común.

Este espacio tenía su página web en
http://www.fotolog.com/pensarycrear.

Debido a las modificaciones que ocurrieron en las páginas web de fotolog.com, las cuales impiden que cualquier persona pueda firmar, decidimos crear un nuevo blog.

Cualquier persona que pueda acceder a esta página, podrá firmar, opinar, colaborar en el ejercicio de la reflexión conjunta, siempre y cuando, teniendo como primer premisa el respeto hacia la opinión ajena.

Para aquellos que se encuentran con este espacio por primera vez, les recomendamos entrar en el fotolog anteriormente citado, para que puedan tener una idea más clara acerca de lo que vinimos haciendo hasta el momento.

Próximamente, se postearán nuevos textos e imágenes.